miércoles, mayo 25, 2005

Libros: Nanos y nanas

Nanos y nanas.

Según Joseph Campbell (El héroe de las mil caras) los mitos son necesarios como ejemplo y guía para la realización personal.
Así, al ver las aventuras de Rama, Hércules o de Luke Skywalker, uno se da cuenta del camino que uno mismo tiene que recorrer.

Según Lord Finkle-McGraw, se podrían buscar entre todos esos arquetipos y hacer algo así como un manual ilustrado para señoritas.
No sería un libro común y corriente. Utilizando la tecnología corriente, sería un elemento personalizado, donde la niña pudiera actuar virtualmente. De esta manera sería educada con esos dones que la educación moderna ha dejado de lado, con ese toque de ingenio y malicia.

El Lord neo victoriano encarga este trabajo a un ingeniero: John Hackworth, quien a su vez, planea hacer una copia para su propia hija.

La copia es, a todas luces, ilegal, y cuando la realiza, con le misterioso Doctor X, es asaltado y la copia cae en una niña maltratada llamada Nell.

A su vez, el Doctor X tiene sus propios planes para el manual: Educar a un ejercito de niñas refugiadas, en la creación de su propia república.

Para crear los escenarios virtuales de los manuales, es necesaria la intervención de actores. Cada copia del manual tiene su propio actor, y al paso del tiempo es evidente que, aun a pesar de la ayuda tecnológica, se necesita de un ser humano para criar un niño.

Neal Stephenson es capaz, en cada una de sus novelas, no solo de convencernos de que los avances tecnológicos son posibles, sino que son parte de la vida diaria, y logra inventar y convencernos de estructuras y situaciones sociales bastante convincentes.
Aquí, las costas orientales están divididas en pequeñas tribus, y la nanotecnología está presente desde la comida, el procesamiento informático hasta los sistemas de defensa.

La era del diamante: Manual ilustrado para jovencitas.
Neal Stephenson
1997

lunes, mayo 16, 2005

EN el trono! Posted by Hello
captura de pantalla limpia. Parece malandro, pero no lo es. Es un Jedi Posted by Hello

Libros: Tránsito. La mente como un barco que se hunde.

¿Porque, en las experiencias cercanas a la muerte, todos parecen tener elementos en común? Una luz o un túnel, un ángel esperando, los seres queridos,

En "Tránsito" la psicóloga Joanna Lander investiga las experiencias cercanas a la muerte. En el hospital donde realiza sus investigaciones también está el Sr Mandrake, quien asegura que ese tipo de experiencias son mensajes de los muertos, en el mas puro estilo espiritista.

La gente que ha tenido un paro, generalmente no recuerda con claridad lo que sucede, o completa sus recuerdos con información paranormal. Así, después de ser entrevistados por Mandrake, los sujetos juran y perjuran que cubrieron todos los elementos mencionados en el libro de Mandrake.

Pero. ¿Y si este tipo de experiencias pudieran ser repetidos a través de drogas y químicos?

Este escenario es el que muestra la novela de Connie Willis "Tránsito". Es la novela de ciencia ficción más interesante en mis últimos meses, la cual no implique adelantos tecnológicos, robots o viajes espaciales.

Los personajes, aunque extremos, son creíbles, son humanos, y la situación es interesante. ¿Si puliéramos repetir una experiencia cercana a la muerta, Podríamos entender que es lo que pasa por el cerebro en esos momentos? Si es un fenómeno repetible, entonces no hay "otro lado" después de la muerte. Serían alucinaciones causadas por los químicos disparados por el propio cuerpo, tratando de regresar el corazón a la vida.

La novela, que inocentemente parece de 400 o 500 páginas, tiene mas de 1000. El papel es delgado, y compré el Libro por que obtuvo el premio Locus en 2002 y porque pertenece a la serie "Byblos, ciencia ficción" de Ediciones B, donde he encontrado cosas muy interesantes.

Valió la pena.


P. S. La luz al final del túnel no es el paraíso. Es solo una cubierta del Titanic.
Cada vez se parecen mas a los storm troopers Posted by Hello

domingo, mayo 15, 2005

Cine: Clásico en su tiempo.

Se acerca el estreno del Episodio III de Star Wars. Si bien, la primera entrega de la saga se estrenó cuando tenía 2 años, mi infancia estuvo plagada de la imaginería de la guerra de las galaxias. ASi como lo fueron Parchís, los inicios de Timbiriche y algunas caricaturas que ahora salen solo en boomerang.

Hace una semana vi por segunda vez en mi vida "El Exorcista". La vi hace unos 10 años, cuando comencé a ver cine por gusto, tratando de entender cual era el influjo y el horror que impregnaba a la película desde que yo era un niño. Recuerdo haber ojeado, sin prestar mucha atención, una versión recortada e ilustrada de la novela. Eso, como muchas cosas, era incógnita para mí.

A los 18 años, el exorcista me gustó, más no me impresionó. Tenía un par de años leyendo novelas de horror, del estilo de Stephen King.

Ahora, después de leer un par de veces la novela de William P Blatty, de apreciar la música de Mike Oldfield, y de conseguir la edición del director, vi "El exorcista" con otros ojos.

El guión, a cargo del autor de la novela, respeta bastante el espíritu del escrito. La dirección de Friedkin. La inclusión de Pazuzu (El nombre del demonio me encanta), las escenas del demonio en menos de un segundo, el drama personal del padre Karras. La disfruté mucho, pero aún así me cuesta entender el halo de leyenda a su alrededor.

La historia original es una historia real, aunque el exorcizado fue un niño. A los involucrados en las película les siguió una especie de maldición. Las escenas tuvieron, forzosamente, que tener un impacto más fuerte en un público que no estaba acostumbrado al bombardeo mediático de nuestros días. En su tiempo y en su época se le dio mucha cobertura, lo que ayudó a que fuera parte del imaginario colectivo.

Algo parecido pasó en los ochenta con Poltergeist (Juegos diabólicos) y se quiso emular, de modo artificial, con El proyecto de la bruja de Blair.

Para poder apreciar el exorcista en todo su esplendor, tuve que estar en los setentas.