Hay muchos libros de los cuales solo conozco la fama, y las prédicas de quienes lo conocen.
Uno de esos libros, en la ciencia ficción, es Pórtico (Gateway) de Frederik Pohl. Hace unas semanas, mientras buscaba un juego de tarot para regalo (que nunca encontré) me topé con la edición de bolsillo de este libro. El texto en la tapa no me dijo mucho, y aunque anuncia que es la única novela en la historia que ha ganado los premois Hugo, Nebula y John W Campbell, lo que me motivó a comprarlo fue la falta de otra opción en la librería y las ganas de probar algo nuevo. Tanto había oido de Pórtico como ruido de fondo, que adquirí el libro al menos para saciar mi curiosidad.
Hoy, casi un mes después chiquitieandolo, compartierno la atención con otros libros (El Asedio de Perez_Reverte, el error de la luna de Aguilar Camín y hasta una biografía de Frida tomada prestrada) terminé Pórtico.
Resultó ser una gratísima sorpresa, ameno, complejo, con un formato que me pareció interesantisimo (Asi como en Ubik de PKD, que al inicio inlcuye un texto sobre el ubicuo Ubik y sus beneficios, aqui, cada tres o cuatrro páginas aparece un recorte sobre noticias, anuncios, informes de misión, que te van preparando para lo que sigue. Y como en toda buena historia de ficción, los protagonistas no son la raza extinta de los heechees.
Es el protagonista, a través de sus terapias sicológicas con un robot, sus miedos, su recuento sobre lo vivido en Pórtico. Me fue fácil relacionarme con el protagonista.
Pero eso no quiere decir que el ambiente en el que se desarriolla no sea interesante: Un mundo que sirve de lanzadera a mil lugares más, donde los restos de una civilización extinta hace mucho nos han permitido realizar viajes interestelares, pero sin apenas comprender como funcionan las naves, o la tecnología heechee.
Entonces, cada viaje de prueba es una ruleta rusa: No sabes si volveras o no, o si encontrarás algo en el viaje que la compañia pague y permita que vivas.
De momento no se me antoja continuar con el resto de las novelas de la serie. Pero esta, la priemra entrega que data de 1978, me dejo un buenisimo sabor de boca.
¿Vivir cargando culpas, puede llamarse vivir? No hay como preguntarselo a un ser no vivo como para responderlo.