Antes que nada, quiero decir que el mero hecho de que Coelho sea un bestseller me hizo desconfiar. Generalmente dudo que me guste lo que le gusta a todo el mundo (y generalmente he tenido razón).
Solo a través de recomendaciones (múltiples) me animó a leer un libro que había descartado en un principio.
Este fue el caso de “El Alquimista”. Fue durante un taller de orientación al servicio/cliente que el instructor me recomendó el libro. Previo a eso también me recomendó lecturas sobre inteligencia emocional, inteligencias múltiples y la teoría del flujo, donde dicen que la satisfacción es lo más cercano a la felicidad.
Me decía de “El Alquimista”:
- Narra de una manera muy mística todo el proceso de autoconocimiento y de logro de objetivos-
- Entonces: ¿Además de las pachecadas misticoides, el libro está bien fundamentado?
- Si. Está bien cimentado. Dale una leída y luego pasa a los temas más pesados.
Comencé el miércoles y ayer viernes terminé de leerlo.
El libro no me gustó, pero logró dejarme cierto regusto que, muy a mi pesar, me dejo pensando.
No me gustó que la mayoría de las reflexiones sean una copia de la voz del principito de Saint-Exupery. Las supuestas leyes alquímicas son muy rebuscadas. En general es el todo místico el que no va conmigo. Ni modo. Supongo que muchos de los símbolos y enseñanzas se repiten o reafirman a través de otras de sus obras, pero no creo leer alguna otra novela de Coehlo.
Lo que se quedó vagando en mi mente fue lo siguiente:
• Me sorprendió que me pudieran volver una historia que ya conocía de la primaria (también repetida por Borges) donde conocía el final, y la rodeara de toda una historia. Al final esto reafirma su versión de que todo es simple, y por lo mismo simple no lo vemos.
• El amor no tiene que interferir y menos detener la realización de tus sueños. No me termina de convencer la imagen de la mujer que espera a que el otro realice sus metas, pero la idea de que, a la postre, es mas triste que uno no se realice se me quedó grabada.
• Me tomó por sorpresa la idea de que se puede querer que los sueños solo sigan siendo ilusiones, sin materializarlos. Fue un poco el ver hasta donde estoy capitalizando mis objetivos, y hasta donde solo quiero que sean sueños guajiros.
Al final, y aunque tampoco leo ya a Mandino, creo que me gustaba más “El vendedor más grande del mundo” con sus recetas secretas para lograr tus objetivos, que la Alquimia que maneja Coelho.
domingo, junio 13, 2004
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